Se conservan las ruinas de este teatro, situado en la parte oriental de la vertiente sur de Atenas la capital griega, del siglo IV a.C. Dedicado al dios de las viñas y del teatro, inicialmente alrededor del altar del templo se rezaba en su honor y los espectadores se sentaban a los lados. Después, esos rituales se fueron convirtiendo en tragedias clásicas. En el año 407 a.C. la costumbre era que después de la representación se hiciera sátira, estas representaciones se alargaban hasta seis horas.
De esta edificación, llama la atención que para su construcción se aprovechó la inclinación de la ladera de una montaña. Las gradas para los espectadores tenía una forma semicircular rodeando a los músicos y el escenario. Este teatro dispone de una acústica que muy pocos teatros modernos pueden igualar. Justo detrás de los músicos existía un edificio llamado skené, que era el espacio donde los actores se cambiaban de vestuario. Delante se encontraba un muro con columnas (proscenio), dónde se colocaban pinturas que evocaban la acción representadas a modo de decorados.
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